viernes, 17 de abril de 2009

SE PERPETRÓ.


Entre los múltiples reproches que un día el pueblo de Moraleja tendrá que hacerle a su actual alcaldesa, Concepción González, sin duda estará el de haber acabado con el único centro de ocio sano que tenían nuestros hijos.

Allí, en un paraje pensado para el deporte, la creación, la convivencia de los chicos más allá del botellón y de los pubs, allí mismo, en el centro de lo que muchos confiábamos fuera el germen de una sociedad más desollada, en cuanto más creativa, más comprometida, en cuanto más participativa y más tolerante, en cuanto más plural, nos “casca” un centro de día para toxicómanos y drogodependientes, demostrando estos del PP local, con su Concha incluida, más que una temeraria ineptitud, un ciego revanchismo sin parangón.

Porque, aunque no descarto la ineptitud, estoy convencido que cuando decidieron clavarnos la metadona en medio de nuestros chicos, sabían positivamente que estaban lanzando un torpedo por debajo de línea de flotación del espacio de creación joven, logro del anterior gobierno municipal del PSOE (como la recuperación de la plaza de la Encomienda, el paseo fluvial, etc, etc) y, por lo tanto, objetivo a dinamitar, sean cuales sean los daños colaterales.

Este es su modo y su técnica, el escupitajo y el corte de mangas a los moralejanos de bien porque, en este caso, no está en juego su sueldo (3.500 del ala), ni sus prebendas o la de sus amigos, ni sus adjudicaciones de obras, al fin y al cabo, lo único que se están cargando es uno de los mejores recursos pensados para la formación de los jóvenes de Moraleja, tantas veces vilipendiada por la generalización que de la imagen de quienes, paradójicamente, van a desplazarla del espacio de creación joven, en este caso los Mensajeros no son, precisamente, de Paz.

POR ANGAR