Hoy es de esos días que, cierto tipo de gente, festeja con regocijo obsceno y ruin autocomplacencia el último de los cotilleos políticos. Uno de esos días en que los enanos morales y los polichinelas a sueldo salen en procesión para festejar su propia miseria.
No entro otro calificativo más adecuado que el de despreciable, para calificar a todos aquéllos que no dudan en esgrimir una simple fotografía en contra de unas niñas cuyo único pecado es la de ser las hijas de nuestro Presidente.
Y si, como padre, comprendo y comparto el dolor que José Luis y Sonsoles deben sentir ante tan injusto desprecio hacia sus hijas, como español, me avergüenzo profundamente de la imagen que de nuestro país está dando lo que se denomina “prensa seria”, haciendo, dos de sus periódicos más significativo, portada de la imagen de unas menores sin otro propósito ni justificación que el regodeo de la canalla.
¿Cómo creen estos “adalides de la libertad de prensa”, que deben sentirse esas niñas, después de haberles estropeado, sin duda, un día que deberían recordar con gozo?,. ¿Es que esperan que por emborronar sus caras van a evitar que se sientan maltratadas,?. ¿Es que ya no se acuerdan de lo que para un adolescente significa la crítica despiadada cuando todavía está luchando por ganarse una identidad propia? ¿Cómo puede, en un país que presume de evolucionado y tolerante, haber grupos de presión capaces de rentabilizar el dolor de unas niñas?,
Cobardía y mezquindad se alían con la injusticia que supone el ataque a la intimidad y a la armonía de una familia que, evitando significarse en ningún sentido, ha sabido mantenerse al margen del famoseo y para quienes la idea de servicio público resulta incompatible con la frivolidad con la que se ha tratado el tema.
Pesada carga la que estos “reporteros de salón” pretenden colocar sobre unos hombros que no deberían soportar más peso que el de sus mochilas del colegio: La imagen de España … pues sí, ¿por qué no?, la imagen de la tolerancia, de la comprensión, del respecto de los padres hacia la personalidad de sus hijos. Una imagen de profundo cariño en el que, lo de menos, es el envoltorio que, en definitiva, es para lo único que acaban sirviendo los periódicos.
Con cariño …
No entro otro calificativo más adecuado que el de despreciable, para calificar a todos aquéllos que no dudan en esgrimir una simple fotografía en contra de unas niñas cuyo único pecado es la de ser las hijas de nuestro Presidente.
Y si, como padre, comprendo y comparto el dolor que José Luis y Sonsoles deben sentir ante tan injusto desprecio hacia sus hijas, como español, me avergüenzo profundamente de la imagen que de nuestro país está dando lo que se denomina “prensa seria”, haciendo, dos de sus periódicos más significativo, portada de la imagen de unas menores sin otro propósito ni justificación que el regodeo de la canalla.
¿Cómo creen estos “adalides de la libertad de prensa”, que deben sentirse esas niñas, después de haberles estropeado, sin duda, un día que deberían recordar con gozo?,. ¿Es que esperan que por emborronar sus caras van a evitar que se sientan maltratadas,?. ¿Es que ya no se acuerdan de lo que para un adolescente significa la crítica despiadada cuando todavía está luchando por ganarse una identidad propia? ¿Cómo puede, en un país que presume de evolucionado y tolerante, haber grupos de presión capaces de rentabilizar el dolor de unas niñas?,
Cobardía y mezquindad se alían con la injusticia que supone el ataque a la intimidad y a la armonía de una familia que, evitando significarse en ningún sentido, ha sabido mantenerse al margen del famoseo y para quienes la idea de servicio público resulta incompatible con la frivolidad con la que se ha tratado el tema.
Pesada carga la que estos “reporteros de salón” pretenden colocar sobre unos hombros que no deberían soportar más peso que el de sus mochilas del colegio: La imagen de España … pues sí, ¿por qué no?, la imagen de la tolerancia, de la comprensión, del respecto de los padres hacia la personalidad de sus hijos. Una imagen de profundo cariño en el que, lo de menos, es el envoltorio que, en definitiva, es para lo único que acaban sirviendo los periódicos.
Con cariño …
POR ANGAR