La alcaldesa de Moraleja acaba de protagonizar un serio enfrentamiento con el alcalde de Vegaviana. No se le pueden propinar al alcalde de un pueblo vecino la cantidad de insultos y palabras despectivas que esta señora le dedicó.
La alcaldesa de Moraleja está seriamente enfrentada con la Mancomunidad Sierra de Gata, de la que incluso amenazó con sacar a Moraleja. Todo el mundo sabe que hoy todos los programas de la Junta vienen a través de las mancomunidades, sería una grave irresponsabilidad no estar en Sierra de Gata por un capricho, porque no le dejan mangonear los puestos de trabajo a su antojo como hace en Moraleja.
Concepción González no está en el Congreso de los Diputados porque se colocó por delante de ella en la lista el Sr. Floriano, con el que tenía serios enfrentamientos. Entonces intentó moverle la silla al senador de Coria, Sr. García Ballestero, tampoco pudo y se quedó sin ir a Madrid, eso sí, dejó otro “amigo” por el camino, pregúntenle a García Ballestero, no la quiere ver ni en pintura.
Tampoco pueden verla sus vecinos. Nosotros no entramos aquí a valorar relaciones personales, pero como a la vecina cuyos humos le molestan le mandó a la policía municipal en su condición de alcaldesa tenemos que decirle desde aquí que eso no se hace, que cuando se tiene una disputa con una vecina ella es otra vecina, no la alcaldesa de la localidad, y no puede usar a la policía para problemas personales.
También problemas con la inmensa mayoría de los trabajadores del ayuntamiento, ya que le ha subido el sueldo a tres trabajadoras y al resto no, sin más criterio que subírselo a quien a ella le ha parecido, por amistad o conveniencia política.
Y así podríamos seguir y seguir. Y cuando habla con los dirigentes provinciales o regionales de su partido les dice que los socialistas somos muy malos, que no la dejamos hacer su santa voluntad, que criticamos su nefasta gestión municipal y le ponemos juicios cuando creemos que se han podido cometer irregularidades o directamente presuntos delitos. Estos socialistas con los que también se lleva fatal, no por nuestra muy diferente visión política, sino por su falta absoluta de respeto y democracia, cuando no nos deja terminar ni un pleno ni nos permite ver la documentación que creamos conveniente para fiscalizar su gestión.
Y ella, como mi amigo, cree o nos quiere hacer creer más bien, que toda esta falta de buenas relaciones, de sintonía, o al menos de relaciones cordiales y de respeto es culpa de los demás.
El alcalde de Vegaviana, la Mancomunidad, sus compañeros de partido, su vecina, los trabajadores del ayuntamiento, los socialistas…
Hágaselo mirar Sra. González, todo el mundo no puede estar equivocado.
Por F.M.G.