domingo, 22 de noviembre de 2009

Los niños, y sobre todo los de Rajoy, primero

Cuando la vicepresidenta Fernández de la Vega insinuaba que al Partido Popular sólo le faltaba ponerse al lado de los piratas en su estrategia de oposición, dijo lo que dijo. Y no me pidáis más precisión, pues Cristo, con ser dios, también gustaba de contestar con chulerías similares: “Yo soy el que soy”.
Así pues, dijo lo que dijo, lo mismo que piensa media España, sólo media: que el Partido Popular se ha llevado un disgusto morrocotudo con la finalización del secuestro del Alakrana. Lo piensa media España, lo sé de buena tinta demoscópica, aunque yo haga esfuerzos por dudarlo, porque se supone que tanta gente de misa dominical, una vez arrepentida, acabaría colapsando los confesionarios. Y no parece el caso, pues las iglesias continúan desiertas.
El caso Alakrana es como esas tapas de los bares que acaban por hacer olvidar el vino agrio que las acompaña. El vinillo que quieren disimular es el caso Gürtel, y la Valencia Connection. Así que, ayer, Mariano se pidió otra tapita sabrosa, la censura a la gestión del Gobierno en pleno. Pero el Congreso rechazó su pedido. Le pareció que Mariano ya estaba suficientemente bebido.
Pues póngame otra tapita, por favor, rogaba Mariano con su lengua de trapo. Y se pidió ilegalizar Sintel, el sistema de escuchas que en su día él mismo compró y que ha servido con el tiempo para enviar ante el juez a muchos de sus compinches. La jugada era perfecta, si conseguía convertir en ilegal a Sintel, los corruptos de su formación quedarían libres por defecto de forma en la instrucción de sus numerosas causas, como pretendían el par de narcotraficantes gallegos. Pero el nido de rojos del Tribunal Supremo volvió a dar la razón al Gobierno.
Mala suerte. A Mariano no le hubiese importado que automáticamente quedasen libres etarras y narcotraficantes, que sus malas artes sirvieran de escape para cuanto chorizo y asesino planea sobre nuestro cielo. En las catástrofes, ya se sabe, los niños y sobre todo los de Rajoy, primero.————————————————

Meditación para hoy:
Hoy es San 20 N. Que dios tenga al asesino en esa gloria a la que no pienso ir ni borracho como Rajoy.

POR MANOLO SACO

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿OFENDE QUIEN QUIERE?

En el último pleno de Moraleja, escuché ocho o diez veces a la Sra. alcaldesa una nueva expresión “Chocholada”, en el contexto que lo utiliza la Gran Dama, puede significar (ocurrencia de un Chocholo o Chochola), y si no recuerdo mal, entre los muchos apodos de mi pueblo, Chocholo es el apodo de la familia que se apellida GONZALO.

Esta nueva palabreja pronunciada por persona normal, puede pasar desapercibida o hasta parecer graciosilla, pero pronunciada en sede política y por una lengua viperina, puede parecer que su intención es ofender.

Que si la ocurrencia fuera suya, tendría cierto mérito y daría la impresión que hasta piensa, la pena es que la haya oido, pues está demostrado que no sabe escuchar, en ese canal de TV de sus amigos los curas, sus jefes y gente de esa.

Mi apellido es GONZALO, y a mucha honra que decíamos cuando éramos chicos, y como espero que la portavoz del PSOE piense como yo, y se sienta orgullosa de los ancestros que al parecer compartimos; yo le digo a la alcaldesa a la que pude votar, y me alegro de no haberlo hecho, pues ahora me avergonzaría más de que lo estoy, sabiendo que utiliza un foro político para intentar ofender personalmente a integrantes de la oposición, y de paso a una familia que recuerdo es muy, muy larga.

Si yo definiese las acciones de la alcaldesa como “tonterias” palabra incluida en el diccionario de la real academia de la lengua, ¿se debería ofender?, creo que no, pues creo que no es TONTA, al igual que no debería ofenderse si a sus actuaciones políticas las denomino “Cacicadas, Guarradas, o simples Putadas ”, pues a mi juicio lo son la mayoría de ellas, aunque admito que puedo estar equivocado en todo.

En Moraleja, como en todos los pueblos nos conocemos y sabemos de donde viene cada uno, cuando, y por quien doblan las campanas, no tengo que recordar a quien llaman Campanera y porqué, o las pocas virtudes y muchos defectos, nuestros y de nuestros mayores, y las consecuencias de esos defectillos, que al parecer causaron traumas que todavía persisten, pese al adelanto de la ciencia.

Sra. Concha vuelvo a repetir, que los GONZALO “Chocholos” de Moraleja no tenemos que sentir vergüenza de nada, sin embargo otras no pueden decir lo mismo, y allá cada cual con sus miserias, en la calle haga lo que quiera, y cuando quiera recordamos, que los dos tenemos ya una edad, pero en el Ayuntamiento está para hacer política en favor de los demás y no lo que hace.
Saludos Cordiales.

E.G.B